martes, 27 de noviembre de 2012

SEMANA DEL 9 AL 15 DE DICIEMBRE





RECUERDEN TIENEN QUE  AMPLIAR LAS IMÁGENES Y COPIARLAS O IMPRIMIRLAS.
OBSERVACIÓN: ESTO ES PARA EL VIERNES 9 DE DICIEMBRE

EL CUENTO
1. Lee la siguiente información y después, realiza un resumen de punteo.




2. Lee los siguientes cuentos

LOS DOS HERMANOS
Anubis tenía un hermano pequeño, llamado Bata, al que quería como a un hijo y que vivía con él y su esposa. Bata era muy trabajador, colaboraba en las tareas de la casa y de las tierras y además cuidaba a los animales.
Un día en que estaban los dos hermanos trabajando la tierra, Anubis envió a su hermano a la casa con el encargo de que trajera más semillas para la siembra, él obediente como siempre se dispuso a realizar el encargo pero al llegar a la casa, la esposa de Anubis se le insinuó con proposiciones deshonestas. Bata se enfadó y le recordó a su cuñada que además de ser como una madre para él, era la esposa de su hermano y que para que éste no sufriera si se enteraba del asunto, olvidaría lo sucedido y no se volvería a hablar más de ello.
Al llegar la noche y dar por terminadas las labores del campo, regresaron a casa y allí Anubis se encontró a su mujer en la cama simulando haber sido agredida y al preguntarle su esposo que era lo que le había pasado, ella le dijo que Bata la había atacado y golpeado al no acceder ella a sus deseos.
Anubis sin pensarlo dos veces, cogió un cuchillo y se dirigió al establo con la intención de matar a su hermano que al verlo llegar y temiendo lo que podía haber sucedido, emprendió la huida. Su hermano corría tras él y entonces Bata rogó a Ra que le escuchase y le ayudase ya que él era inocente. Ra sabiendo que era cierto, formó entre ambos hermanos un lago lleno de cocodrilos que impidió que Anubis alcanzara a su hermano. A la mañana siguiente más calmados ambos, se sometieron al juicio de Ra y Bata contó a su hermano lo que en realidad había sucedido y le dijo que pensaba marcharse muy lejos, hasta el valle de los cedros, donde se arrancaría el corazón y lo dejaría sobre una flor de cedro. Le dijo también que cuando el árbol se cortase, él moriría y que si realmente le quería tendría que ir a recoger su corazón y meterlo en un vaso de agua fresca para que pudiera resucitar y vengar el trato recibido, la señal de que esto había sucedido sería una jarra de cerveza que se derramaría.
Ambos hermanos se pusieron en camino, Bata al valle de los cedros y Anubis a su casa en dónde dio muerte a su mujer.
En el valle de los cedros, Bata construyó un bonito palacio que fue visitado por la Enéada (grupo de las nueve divinidades unidas normalmente por lazos familiares y relacionados todos ellos con la creación, en el caso de Egipto son: Ra, Shu, Nut, Isis, Seth, Tefnut, Geb, Osiris y Neftis). Viéndole tan solo, decidieron crear a la mujer más bella del mundo para que fuera su esposa.
Pero lo que podía representar la felicidad de Bata, resultó ser un gran problema pues al enterarse el faraón de la existencia de esa bellísima mujer, la mandó a buscar para convertirla en su esposa y favorita del harén. La favorita que era muy guapa pero bastante mala, le contó al faraón quien era su esposo anterior y cómo podía destruirlo, así que el faraón que estaba encaprichado de esta mujer, mandó que cortaran el cedro que guardaba el corazón de Bata y al hacerlo, éste murió al instante. Anubis, que había continuado con su vida normal, al llegar cansado a casa ese día, pidió que le sirvieran una jarra de cerveza bien fría que al serle servida se desbordó derramándose sobre la mesa, esto hizo que recordara las palabras de su hermano y rápidamente se puso en marcha hacia el valle de los cedros en dónde le encontró muerto. Durante años buscó su corazón con la intención de poder resucitarlo y cuando ya casi estaba a punto de desistir, lo encontró y lo metió en un vaso de agua fresca consiguiendo resucitarlo.
Bata solicitó la ayuda de su hermano para vengar la traición de su esposa, se convirtió en un toro que Anubis condujo al palacio del faraón y éste nada más verlo, se lo cambió a Anubis por una buena cantidad de oro con la que regresó a su casa siguiendo las instrucciones de Bata.
Una vez en el palacio, Bata con forma de toro le hizo saber a la favorita que no estaba muerto y ella enfadada le pidió al faraón que matara al toro. El faraón que seguía muy encaprichado con la favorita, accedió y lo mandó matar, pero al darle muerte, dos gotas de sangre cayeron a la puerta del palacio y al momento crecieron dos perseas.
Volvió Bata a comunicarse con la favorita para hacerle saber que seguía vivo y ésta de nuevo pidió al faraón que las mandara cortar porque quería acabar con su vida de una vez. Accedió de nuevo el faraón y al cortarlas una astilla se clavó en la favorita y esta quedó embarazada y lo que no pudo sospechar es que el bebé sería de nuevo Bata.
Cuando nació el niño, el faraón estaba encantado y rápidamente le nombró heredero del reino y a su muerte le sucedió. Bata contó a sus consejeros todo lo que había sufrido a causa de la maldad de la favorita y esta fue castigada con la muerte. Reinó durante muchos años y nombró como heredero a Anubis.”



ESTE ES UN CUENTO DE "LAS MIL Y UNA NOCHES"


Historia del pájaro que habla, el árbol que canta y el agua de oro

Hubo en otro tiempo un Sultán de Persia, llamado Koruscha, al que agradaba recorrer de noche, disfrazado, las calles de su ciudad en busca de lances y aventuras. Una noche conoció a una muchacha de familia humilde, pero tan discreta y hermosa, que se prendó ciegamente de ella y decidió hacerla su esposa, celebrándose, poco después las bodas, fastuosamente.
Las dos hermanas de la elegida, llenas de celos y envidia, resolvieron vengarse de la nueva Sultana a toda costa. Y valiéndose de toda clase de intrigas consiguieron apoderarse del primer hijo que tuvo su hermana, arrojando al agua al recién nacido dentro de una cesta, en el canal que pasaba por los jardines de palacio. Luego fueron a ver al Sultán y le dijeron que su hermana había dado a luz un gato. Mucho se dolió el Sultán al recibir tan triste noticia, y mandó que sobre ello se guardara el mayor secreto.
Pero una feliz casualidad salvó la vida del inocente niño. El intendente de los jardines, que llevaba largos años casado sin tener hijos, vió la cesta flotando en el agua, la recogió, y al hallar al hermoso recién nacido decidió llevarlo a su casa, buscarle una nodriza y criarlo como si fuera hijo suyo.
Al año siguiente la Sultana dió a luz otro príncipe, y las perversas hermanas lo colocaron también en otra cesta y lo arrojaron al canal, diciendo al Sultán que su hermana había dado a luz un nuevo monstruo. Afortunadamente, el niño fué recogido del mismo modo por el intendente de los jardines.
Finalmente, la Sultana dió a luz una hermosa princesa, y la inocente criatura corrió la misma suerte que sus hermanos, siendo arrojada al canal y recogida por el intendente.
El Sultán, desesperado por tanta desgracia, concibió un gran odio contra la Sultana, y ordenó al Visir que la hiciese encerrar en una jaula de madera, vestida con groseras telas, y que quedara expuesta así al escarnio público en la puerta de la mezquita para que todo musulmán le escupiera en el rostro al ir a hacer sus oraciones.
El intendente crió a los príncipes con ternura paternal, que aumentaba a medida que crecían en edad y revelaban todos ingenio extraordinario, y la princesa una belleza sorprendente. Los tres hermanos, llamados ellos Baman y Perviz, y la princesa, Panzada, estudiaron con un preceptor geografía, poesía, historia y ciencias; haciendo tales progresos en poco tiempo que pronto aventajaron a su maestro. También aprendieron toda clase de juegos: montar a caballo, cazar, danzar y arrojar la jabalina. Así crecieron y se educaron aquellos príncipes, alegrando los últimos años del buen intendente, al que creían su padre, el cual murió sin revelarles el secreto de su nacimiento, dejándoles herederos de sus riquezas, de una magnífica casa de campo rodeada de jardines y un ancho bosque lleno de ciervos y leones.
Un día en que los dos príncipes habían salido de caza y Parizada quedó sola en el palacio, llegó una peregrina musulmana rogándole que le permitiera entrar para hacer sus oraciones. La princesa la atendió solícitamente, dándole la hospitalidad que manda la ley y ofreciéndole presentes y agasajos. Cuando la anciana iba a retirarse, agradecida por tantas atenciones, dijo a la princesa:
-Señora, vuestra casa es espléndida, alhajada con magnificencia y situada en un paraje encantador. Sólo tres cosas le faltan para ser el más delicioso palacio del mundo.
- ¿Y qué cosas son ésas, mi buena madre?
-preguntó Parizada.
-El pájaro que habla, el árbol que canta y el agua amarilla de color de oro, de la cual basta una sola gota para hacer un surtidor que jamás se consume.
-Hermosas cosas son ésas, mi buena madre. Pero ¿cómo saber dónde se hallan?
-Las tres se hallan juntas en el mismo lugar, en los confines de este reino. La persona que quiera encontrarlas no tiene más que caminar veinte días sin descanso, siguiendo siempre el camino que pasa por delante de esta casa. Al cumplirse los veinte días encontrará a un anciano, y él le dirá dónde se hallan las tres maravillas.
Y dicho esto desapareció.
Hondamente preocupada quedó la princesa con esta revelación, y en cuanto regresaron sus hermanos les contó todo lo sucedido. El príncipe Baman se levantó de repente, diciendo que había resuelto ir en busca del pájaro, del árbol y del agua de oro para tener el placer de regalárselos a su hermana. De nada sirvieron las palabras y ruegos de sus hermanos para hacerle desistir de tan arriesgada empresa. En un momento hizo Baman sus preparativos, y al despedirse entregó a su hermana un cuchillo envainado, diciéndole:
-Mira de vez en cuando la hoja de este cuchillo. Mientras la veas brillante, nada temas. Pero si vez que se empaña y gotea sangre será que alguna desgracia me ha ocurrido. Llora entonces por mí.
Y abrazando a sus hermanos por última vez el valeroso Baman montó a caballo y se alejó en línea recta por el camino que la anciana había indicado.
Atravesó toda la Persia y al cumplirse los veinte días encontró a un anciano de larga barba blanca, sentado bajo un árbol, cubierto con una mísera estera y tocado con un sombrero de anchas alas en forma de quitasol. Era un sabio derviche retirado de las vanidades del mundo.
El príncipe echó pie a tierra y le habló así:
-Buen derviche: vengo de lejanas tierras en busca del pájaro que habla, el árbol que canta y el agua de oro. ¿Podríais indicarme dónde se encuentran?
-Señor -respondió el derviche-, conozco ese lugar. Pero el peligro a que vais a exponeros es inmenso. Muchos valerosos caballeros han pasado por aquí y me han hecho la misma pregunta, y ni uno solo ha vuelto de la atrevida empresa. No sigáis adelante; volveos a vuestro país.
-No conozco el miedo, ni me importan los peligros. Os suplico que me indiquéis el camino.
Viendo el derviche que de nada servían sus prudentes consejos, sacó una bola brillante de un saco que tenía junto a sí y la presentó al joven.
-Tomad esta bola -le dijo-. Echadla a rodar y seguid tras ella hasta la falda del monte donde se pare. Bajaos entonces del caballo, que os esperará allí, y subid a la cumbre de la montaña. Econtraréis a derecha e izquierda una multitud de piedras negras y oiréis una confusión de voces que, con insultos y amenazas, tratarán de haceros retroceder. No miréis atrás, porque si lo hacéis os convertiréis al punto en una piedra negra como las otras, que son otros tantos caballeros encantados. Si lográis llegar hasta lo alto, allí veréis una jaula, y en ella el pájaro que habla; pregunta, y él os dirá dónde están el árbol que canta y el agua de oro. Ahora haced lo que os parezca, y que Alá os proteja.
Agradeció Baman las palabras del anciano; tomó la bola, y echándola a rodar siguió detrás hasta la falda de una montaña. Dejó allí su caballo y comenzó la ascensión entre las filas de piedras negras. Apenas habla dado cuatro pasos, comenzó a oír las voces de que le habla hablado el derviche; unas se burlaban de él, otras le insultaban, otras proferían terribles amenazas. El príncipe siguió subiendo intrépidamente, pero las voces llegaron a hacer tan amenazador estruendo rodeándole, que sus rodillas empezaron a temblar. Volvió la cabeza para retroceder y al instante quedó transformado en una piedra negra, lo mismo que su caballo.
Parizada llevaba siempre a la cintura el cuchillo que su hermano le entregó al partir. Un día, al mirar su hoja, la vió chorreando sangre, y la pobre princesa lloró amargamente la desgracia de Baman.
Pero Perviz era animoso y valiente, y no podía conformarse como ella con llorar a su hermano. Así, pues, decidió intentar la misma empresa, y se aprestó a partir en seguida sin dar oídos a los lamentos de Parizada, que temía perder a los dos y quedarse sola en el mundo. Antes de partir, Perviz entregó a su hermana un collar de perlas de cien cuentas, diciéndole:
-Repasa diariamente las cuentas de ese collar. Si un día las perlas no corren, como si se hubieran pegado unas a otras, será que me ha ocurrido alguna desgracia. Llora entonces por mi.
Y abrazándola amorosamente montó a caballo y siguió el mismo camino que su hermano.
A los veinte días encontró al derviche en el mismo lugar, bajo el mismo árbol; le hizo iguales preguntas, recibió las mismas indicaciones y consejos, y tomando la bola brillante que el anciano le entregó, la echó a rodar y siguió tras ellas hasta la falda del monte. Descabalgó allí y comenzó a subir a pie la cuesta bordeada de piedras negras. Pero apenas había dado unos pasos oyó una voz amenazadora que decía:
- ¡Aguarda, cobarde; no huirás de mi venganza!
El príncipe era impulsivo y valiente, y al oír tal amenaza tiró de su espada sin poder contenerse y se volvió para castigan al insolente. Y apenas lo hubo hecho quedó convertido en piedra negra, lo mismo que su caballo.
Grande fué el dolor de Parizada cuando supo por las cuentas del misterioso collar la desgracia de su hermano. Pero en su corazón había decidido lo que habría de hacer llegado el caso, y sobreponiéndose a su dolor montó a caballo, bien armada y vestida de hombre, y se puso en mancha, siguiendo el mismo camino de sus hermanos.
A los veinte días encontró al anciano derviche, al que hizo las mismas preguntas que sus hermanos. De las indicaciones que recibió dedujo que lo más difícil de la empresa era lograr dominarse al oír las voces, y su astucia de mujer le sugirió un ardid para librarse de ellas. Y fué el de taponarse con algodones los oídos, hecho lo cual arrojó la bola brillante, siguió tras ella hasta la falda del monte, dejó su caballo y empezó a subir la cuesta.
Centenares de voces salían de todas partes; unas con insultos groseros, otras con terribles amenazas, y la princesa las oía, a pesar de los algodones. Su ánimo estuvo a punto de desfallecer; empezó a temblar, pero el recuerdo de sus hermanos le infundió nuevo valor, y apretando el paso, entre un cerco de voces que a cada momento crecían y resonaban cada vez más terribles, llegó a la cumbre, donde vió una jaula con un pájaro de maravillosos colores. Inmediatamente se apoderó de la jaula, llena de gozo, y preguntó al pájaro:
-Dime, ave maravillosa, ¿dónde está el agua de oro?
El pájaro le indicó el camino, y la princesa llenó en el agua amarilla un pequeño frasco de plata. Luego le preguntó por el árbol que canta, y el pájaro respondió:
-Ahí en el medio del bosque lo hallarás. Corta una rama y plántala en tu jardín; pronto crecerá y será un árbol frondoso, con la misma virtud que el árbol padre.
Guiada por el mágico concierto no tardó la princesa en hallar el árbol sonoro, cuyas hojas, al ser movidas por la brisa, producían una dulce música. Cortó una pequeña rama sonora, y vuelta junto al pájaro preguntó otra vez:
-Mis hermanos están aquí encantados, convertidos en piedras negras. ¿Qué haré para salvarlos?
-Derrama una gota del agua maravillosa sobre cada piedra.
Así lo hizo Parizada, y con la jaula, la rama de árbol y el frasco de plata comenzó a bajar la ladera, derramando una gota de agua amarilla sobre cada piedra. Al instante el encantamiento se desvanecía, y en el lugar de cada piedra negra aparecía un caballero. De este modo volvieron a la vida los príncipes Baman y Perviz, los cuales abrazaron a su hermana con lágrimas de gozo.
Y en posesión de las tres maravillas regresaron a su palacio, escoltados por todos los caballeros salvados por el valor de la princesa, los cuales le rindieron pleitesía y la colmaron de bendiciones.
Llegados a su casa, Parizada puso la jaula en su jardín, y apenas el pájaro comenzó a cantar cuando los ruiseñores, las alondras, los pinzones y malvises, todos los pájaros del cielo, vinieron a su lado a aprender el maravilloso canto. La rama se plantó en un cuadro del mismo jardín; arraigó al instante, y en poco tiempo se hizo un árbol frondoso, cuyas hojas producían los más dulces sonidos. Y en medio del parque se levantó una taza de mármol blanco, donde Parizada derramó su frasco de agua de oro, elevándose al momento un surtidor de veinte pies de altura, que nunca se agotaba.
La nueva de tales portentos cundió pronto por todo el reino, y llegó hasta el mismo palacio del Sultán, el cual, al saber que los dueños de aquel jardín eran los hijos de su antiguo intendente, mostró deseos de conocerlos, y decidió ir en persona a admirar la casa maravillosa.
Cuando Parizada supo que su casa iba a ser visitada por el Sultán no cabía en sí de gozo y consultó al pájaro acerca de lo que debería servirle a la mesa.
-Lo que más le agrada -respondió el pájaro- es un plato de calabaza, con rellenos de perlas.
Suspensa quedó la princesa ante esta peregrina respuesta, y sin saber que pensar. Pero el pájaro insistió, diciendo:
-Cava de madrugada al pie del primer árbol del jardín. Allí encontrarás las perlas que necesitas.
Así lo hizo Panzada, encontrando un cofrecito de oro lleno de perlas, todas iguales y hermosísimas. En seguida dispuso un espléndido banquete para obsequiar al Sultán, mientras sus hermanos fueron a la corte para unirse a su séquito.
Llegados a la casa, el Sultán conversó largamente con Parizada y sus hermanos, quedando encantado del ingenio y discreción que en los tres se descubría. También hizo grandes elogios de la casa y el jardín, que compraró a su propio palacio. Cuando vió el surtidor de oro se detuvo maravillado:
-¿Dónde está el manantial de este surtidor dorado que no tiene igual en el mundo?
La princesa no contestó a esta pregunta, y le condujo ante el árbol que canta. Allí creció el asombro del Sultán:
- ¿Dónde están los músicos que producen este armonioso concierto? ¿Cómo es que no los veo? ¿Están bajo la tierra o invisibles en el aire?
Tampoco a esto contestó la princesa, y le condujo ante el pájaro que habla.
-Esclavo mío -dijo Parizada-, he aquí al Sultán. Salúdale como merece.
Dejó el pájaro de cantar, y respondió:
-Sea bien venido el Sultán de Persia, a quien Alá colme de venturas.
El Sultán no salía de su asombro ante tales portentos, y apenas se atrevía a dar crédito a sus ojos y a sus oídos. Sentáronse luego a la mesa, y cuando vió la calabaza rellena de perlas se quedó pasmado, mirando alternativamente a los príncipes y a la princesa, sin comprender la razón de tan extraño guiso.
-Señor -dijo entonces el pájaro-, ¿os maravilláis de ver un relleno de perlas y no os maravillasteis de que vuestra esposa diera a luz tres monstruos.
-Así me lo aseguraron -respondió el Sultán sorprendido.
-Sí, pero fué un engaño de las hermanas de la Sultana, envidiosas de su suerte. Vuestra esposa dio a la luz una hermosa hija y dos hijos, que fueron arrojados al agua por sus hermanas y recogidos y educados por el intendente de vuestros jardines. Y vuestros hijos son esta bella princesa y esos dos príncipes que tenéis a vuestro lado.
Al oír estas palabras el Sultán y sus hijos se abrazaron derramando lágrimas de alegría y su corazón estallaba de felicidad.
Al día siguiente el Sultán hizo prender a las dos envidiosas hermanas, las cuales confesaron su crimen; pidió públicamente perdón a su esposa, y la inocente Sultana fué sacada de su cárcel de madera y vuelta, con sus hijos, a sus honores y a la felicidad de su palacio. El pueblo, al saber tan fausto acontecimiento, se agolpaba por las calles aclamando a sus jóvenes príncipes.
Así vivieron felices largos años. Y en sus jardines siguió cantando el pájaro maravilloso, atrayendo a los ruiseñores y las alondras, los malvises y pinzones, que de toda la Persia venían a aprender su canto.



ESPERA INDICACIONES EN LA CLASE.



3. Investiga la biografía del autor y el contexto sociohistórico del cuento "La Camelia". 




4. Completa  los siguiente organizadores.


5. Lee el cuento : "Viaje a la semilla" de ALejo Carpentier. Busca la biografía y el contexto sociohistórico, después, contesta los siguientes puntos.


6. Estos son los cuentos que trabajaremos en forma individual. Por favor, investiga la biografía del autor, el contexto sociohistórico, el marco teórico y, por supuesto, tienes que leer el cuento que te haya tocado.










¡HASTA EL LUNES!


domingo, 25 de noviembre de 2012

SEMANA DEL 23 AL 30 DE NOVIEMBRE


ESTA SEMANA TRABAJAREMOS: 

TAREA PARA EL 301: HASTA LOS CUADROS DE DIFERENCIAS ESTRUCTURALES Y LINGÜÍSTICAS.

PARA EL 302 SÓLO TIENEN QUE IMPRIMIR LO QUE ESTÁ EN LA ENTRADA ANTERIOR.

RECUERDEN TIENEN QUE  AMPLIAR LAS IMÁGENES Y COPIARLAS O IMPRIMIRLAS.
OBSERVACIÓN: EN LA CLASE SE TE INDICARÁ PARA CUANDO TIENES QUE LLEVAR LA INFORMACIÓN QUE ESTÁ ABAJO.



¡HASTA MAÑANA!

sábado, 17 de noviembre de 2012

SEMANA DEL 20 AL 23 DE NOVIEMBRE



¡HOLA!

POR FAVOR IMPRIME LOS SIGUIENTES RELATOS:


LA MUJER HERRADA


Vivía en la ciudad de México un buen sacerdote, acompañado de su ama de llaves, quien se encargaba de las tareas domésticas.
Un herrero, el mejor amigo del buen capellán, desconfiaba instintivamente de la vieja ama de llaves, y así hubo de decírselo al cura, instándole repetidas veces para que la despidiera, aunque el sacerdote no llegó nunca a hacer caso de tales advertencias y consejos.
Una noche, cuando ya el herrero se había acostado, llamaron a su puerta violentamente, y al abrir encontróse con dos hombres de color que llevaban una mula. Aquellos hombres rogaron al herrero que pusiera herraduras al animal, que pertenecía a su buen amigo el sacerdote, quien había sido llamado inopinadamente para emprender un viaje.
Satisfizo el herrero el deseo de los desconocidos herrando la mula; y, cuando se alejaban, tuvo ocasión de ver que los indios castigaban cruelmente al animal.
Intrigado e inquieto pasó la noche el herrero, y a primera hora del día siguiente se encaminó a casa de su buen amigo el sacerdote. Largo rato estuvo llamando a la puerta de la casa, sin obtener respuesta, hasta que el capellán fue a franquearle el paso con ojos soñolientos, señal evidente de que acababa de abandonar el lecho.
Enterado por el herrero de lo que sucedió aquella noche, le manifestó que él no había efectuado viaje alguno ni tampoco dado orden para que fueran a herrar la mula. Después, ya bien despierto, se rió el buen capellán muy a su gusto, de la broma de que había sido objeto el herrero. Ambos amigos fueron al cuarto del ama de llaves, por si ésta estaba en antecedentes de lo ocurrido.
Llamaron repetidas veces a la puerta, y como nadie les contestara, forzaron la cerradura y entraron en la habitación.
Un vago temor les invadía al franquear el umbral y una emoción terrible experimentaron al hallarse dentro del cuarto.
El espectáculo que se ofreció ante sus ojos era horrible. Sobre la cama ensangrentada, yacía el cadáver de la vieja ama de llaves que ostentaba, clavadas en sus pies y manos, las herraduras que el herrero había puesto la noche anterior a la mula.
Los aterrorizados amigos convinieron en que la desdichada mujer había cometido un gran pecado, y que los demonios, tomando el aspecto de indios, la habían convertido en mula para castigarla.


Pan Gu y la creación del mundo

En el principio, el universo estaba contenido en un huevo, dentro del cual, las fuerzas vitales del yin (obscura, femenina y fría) y del yang (clara, masculina y caliente) se relacionan una con otra.
Dentro del huevo,  (o también ), formado a partir de estas fuerzas, estuvo durmiendo durante 18.000 años. Al despertar, se estiró y lo rompió.
Los elementos más pesados del interior del huevo se fueron hacia abajo para formar la tierra y los más ligeros flotaron para formar el cielo.
Entre la tierra y el cielo, estaba Pan Gu.
Todos cada día, durante otros 18.000 años, la tierra y el cielo se separaban un poco más más. Pan Gu crecía la misma proporción por lo que siempre se llenaba el espacio intermedio.
Finalmente, la tierra y el cielo llegaron a sus pocisiones defininitvas. Agotado, Pan Gu, se echó a descansar. Y estaba tan agotado que murió. Su cuerpo y sus miembros se convirtieron en motañas. Sus ojos, se transformaron en el sol y la luna. Su carne, la tierra, sus cabellos, los árboles, las plantas, sus lágrimas, ríos y mares. Su aliento, fue el viento, su voz el trueno y el relámpago.
Y por último... las pulgas de Pan Gu... ¡se convirtieron en la humanidad!


LA QUEMADA

comienza con la familia Espinosa de Guevara, la cual llegó de la Nueva España, luego de la conquista. Estaba conformada por el padre de nombre Gonzalo y su hija Beatríz. Fue una familia acaudalada, donde la chica no solo contaba con la riqueza de su padre si no también con una belleza sin igual, a pesar de su corta edad.
Al contrario de lo que se podría pensar de la joven al tenerlo todo, era de una gran bondad y ayudaba sin esperar nada a cambio a las personas que no tenían su misma suerte.
Por todas las cualidades con que contaba Beatríz, nunca faltaron pretendientes que anhelaban casarse con ella. Existieron hombres de todos niveles sociales que no lograron su objetivo al ser rechazados por la bella dama.
Un día todo esto cambió al llegar la presencia de un Marqués italiano que respondía al nombre de Martín de Scópoli. El caballero se enamoró con locura de la hermosa joven, tal fue su descontrol que se paraba afuera de la casa de Don Gonzalo y prohibía el paso a todo aquel que quisiera acercarse al amor de su vida.
Muchos pretendientes le hicieron frente y constantemente se veían duelos afuera del hogar, pero siempre salía vencedor el Marqués italiano. Era constante encontrar al amanecer muertos o heridos a causa de la filosa navaja que conformaba la espada de Martín de Scópoli.
La joven Beatríz al darse cuenta de las batallas, sintió culpa y aunque ella amaba al italiano no podía dejar de pensar en los hombres que perdieron sus vidas pretendiendo su amor. Tampoco consentía la conducta de Martín y no comprendía sus enormes celos.
Como consecuencia nació una terrible idea en la mente de la joven y una mañana, sola en su habitación prendió fuego a carbón colocado en un brasero. Ya ante las lumbre y sin dejar de pronunciar el nombre de su amado, metió sin titubear su bello rostro en el brasero.
El dolor inmenso que provocaron el fuego en el rostro de la dama propició un grito desgarrador culminando en un desmayo.
Al enterarse Martín fue a casa de Don Gonzalo, donde encontró a su amada con un velo negro que cubría su rostro. Al retirarlo se observó el nuevo rostro horriblemente quemado, en el cual aún se podía ver la sangre y la carne carbonizada.
Beatriz pensó que el caballero se iría y no volvería, pero pasó lo contrario. El Marques le dijo que no la amaba por su belleza física, si no que era por su bondad y su alma, pidiendo que se casará con él sin importar las consecuencias del aterrador acto.
Con el amor por delante llegaron al altar, donde ella portaba un velo blanco que cubría su rostro para no levantar habladurías. Desde ese día cuando salían a la calle, Beatríz cubría su cara con un velo negro.
A partir de entonces se conoce a la calle donde vivía como ¨Calle de la Quemada¨ que hoy lleva el nombre de 5a de Jesús María en la Ciudad de México.
EL RAMAYANA
Dásharatha, rey de Aiodhiá, tiene tres esposas y cuatro hijos. Rama es el mayor, hijo de Kauśalya. Bharata es hijo de Kaikeyi. Los otros dos son gemelos, Laskshmana y  Satrughna. Rama y Bharata son azules.3 En ----Mithila , una ciudad cercana, vive la hermosa Sita. Cuando llega el momento de que Sita se case, se plantea una prueba a los pretendientes: los príncipes deberán ser capaces de levantar un arco gigante. Nadie pudo alzar el arco como Rama, que no solo lo alzó sino que además lo partió. Así fue como Sita eligió a Rama como esposo, ante las miradas de decepción de los demás aspirantes.
El rey Dásharatha decide dejar el trono a su hijo Rama y retirarse al bosque para buscar mosksha (la liberación espiritual). Todos están contentos con la decisión, que está de acuerdo con el dharma. Al retirarse Dásharatha, establece que su hijo mayor asumirá el puesto de gobernante. Todos están de acuerdo, excepto la segunda esposa de Dásharatha, que pretende que sea su hijo Bharata quien gobierne. Así es como, valiéndose de un juramento que años atrás hizo el viejo rey, le convence para que corone a Bharata y destierre a Rama al bosque por catorce años. El rey se ve obligado a cumplir su palabra y Rama, siempre obediente, se retira exiliado al bosque. Sita convence a Rama de que su lugar está a su lado. También su hermano, Lakshmana, lo acompaña. Bharata se siente muy disgustado cuando se entera de lo que sucede y se dirige también al bosque donde reside Rama para forzarlo a regresar a la ciudad. No obstante, éste se opone, argumentando que deben obedecer a su padre. Así, Bharata se despide de su hermano con un abrazo y vuelve a Aydohya.
Los años pasan y Rama, Sita y Lakshmana son muy felices en el bosque. Rama y Lakshmana destruyen a los rakshasas (criaturas del mal) cuando interrumpen su meditación. Un día, una princesa rakshasa intenta seducir a Rama. Su hermano, Lakshmana, la hiere. Ella regresa donde su hermano, Rávana, el gobernante de Lanka y le habla sobre la encantadora Sita. Rávana idea un plan para raptarla. A sabiendas del aprecio que ella siente por los ciervos dorados, decide enviarle uno como presa de caza para Rama y Lakshmana. Al verlo, ambos hermanos marchan a cazarlo, dibujando previamente un círculo protector alrededor de Sita, que estará segura mientras permanezca en su interior. Durante la ausencia de Rama, Rávana se deja caer por el lugar adoptando la forma de un mendigo que busca comida. Sita sale del círculo para procurársela y Rávana la rapta. A Rama se le rompe el corazón cuando regresa y no puede encontrar a Sita.
Un ejército de monos se ofrece para buscarla. Rávana ha llevado a Sita a su palacio, pero no puede obligarla a convertirse en su esposa. Sita ni siquiera lo mira, pues solo piensa en Rama. Jánuman, general del grupo de monos, que posee la capacidad de volar, se dirige rápidamente hacia Lanka, donde encuentra a Sita. Antes de que Jánuman pueda salir, los hombres de Rávana lo capturan y prenden fuego a su cola. Con parte del pelaje ardiendo, Jánuman huye saltando por los techos de las casas e incendia Lanka. Llega hasta Rama, a quien informa sobre la ubicación de Sita. Rama, Laskshmana  y el ejército de monos construyen un puente desde la punta de India hacia Lanka. Por fin, se enfrentan Rama y Rávana. Tras eliminar a algunos hermanos de Rávana (entre ellos Kumbhá karna), Rama logra aniquilar a Rávana disparándole el arma brahmastra.
Rama libera a Sita y juntos regresan a Aiodhiá, donde el pueblo y Bharata proclaman a Rama como su nuevo rey. Se acusa a Sita de haber cometido adulterio durante su cautividad. Ella se somete voluntariamente a la prueba del fuego para dar testimonio público de la integridad de su pureza, pero Rama aduce que el rey no solo debe ser puro, sino que debe parecerlo, por lo que envía al exilio a Sita (a pesar de su inocencia).
Ella se refugia en la ermita del escritor Valmiki(supuesto autor del poema), donde da a luz a dos hijos gemelos de Rama, Lava y Kusha, que se convierten en discípulos de Valmiki y crecen sin saber quiénes son. Valmiki compone el Ramaiana y enseña a los gemelos a cantarlo. Más tarde, Rama lleva a cabo una ceremonia ashwa medha yagña (sacrificio de caballo), a la que asiste el sabio Valmiki con Lava y Kusha. Los niños cantan el Ramaiana en presencia de Rama y de una numerosa audiencia. Cuando Lava y kusha llegan a la parte del exilio de Sita, a Rama se le rompe el corazón. En ese momento, Valmiki trae a Sita ante Rama. Éste vuelve a rechazarla (como un perfecto esposo hindú) y ella se suicida ante todos, tragada por la Tierra (su verdadera madre, ya que había sido encontrada en un ‘surco’ de tierra).

Los ricos improvisados

Adiós, amiga mía


a cierta mariposa 

dijo una oruga un día; 

y la mariposilla vanidosa,

sin verla contestó con tono vano;

"No tengo yo amistad con un gusano"   
La pobre oruga entonces
le habló de esta manera:
" Antes que Dios le diera
ese luciente traje,
dígame ud, ¿Quién era?
¿Quién es ud, señora,
que infiere a las orugas, tal ultraje?
¿Quién es usted ahora?
Una oruga de espléndido ropaje."




Ricas orugas, con distintos nombres,

se hallan también, lector entre los hombres;

pues muchos que elevarse

consiguieron,

al verse poderosos,
desprecian orgullosos,
hasta la misma cuna en que nacieron.

José Rosas Moreno


ACTIVIDADES:
POR FAVOR, PUEDES IMPRIMIR O COPIAR. TE PIDO QUE AMPLÍES LAS IMÁGENES.








ESTA SEMANA TRABAJAREMOS  EL TEMA DEL CUENTO.



¡HASTA LUEGO!

viernes, 9 de noviembre de 2012

SEMANA DEL 12 AL 16 DE NOVIEMBRE



¡HOLA!

LES DEJO LA ACTIVIDAD DE LA EPOPEYA. 






¡HASTA EL LUNES!

viernes, 2 de noviembre de 2012

SEMANA DEL 5 AL 9 DE NOVIEMBRE

Teseo y el minotauro

¡HOLA!

RECUERDEN QUE EN ESTA SEMANA TRABAJAREMOS CON LAS EXPOSICIONES. AQUÍ LES DEJO LA RÚBRICA PARA EVALUARLA.

PRODUCTO A EVALUAR: EXPOSICIÓN EN EQUIPOS.
Materia:    
Grupo: 301            302
TEMA:

Fecha:
Integrantes del equipo:
1.
2.
3.
4.
5.

TOTAL DE PUNTOS:___________

Criterios
Excelente
0.4
Muy Bien
0.3
Bien
0.2
Regular
0.1
INFORMACIÓN

La información expuesta es completa, veraz, clara, actualizada. Hace análisis de la información.
La información expuesta es completa, veraz, clara, actualizada.
La información expuesta es completa, veraz, actualizada.
La Información insuficiente, poco clara..
MATERIAL DE APOYO.
Acorde al tema y a la información.  Atractivo, correcta redacción y sin faltas de ortografía. Uso de las Tic
Se relaciona con el tema y  la información de manera parcial. Atractivo, correcta redacción y tiene una falta  de ortografía.
Poca relación con el tema y la información. Correcta redacción y tiene 2 faltas de ortografía.
No existe ninguna relación con el tema y la información. Se presentan faltas de redacción y ortográficas.
DOMINIO DEL TEMA.
El tema es explicado de manera correcta, sin ambigüedades.  Utiliza analogías con su vida cotidiana. Responde a preguntas  que surgen al instante.
El tema es explicado de manera correcta, sin ambigüedades.  Utiliza analogías con su vida cotidiana.
El tema es explicado de manera correcta, sin ambigüedades. 
La explicación del tema es poco clara, presenta ambigüedad en las ideas.
ACTIVIDAD.
La actividad es clara y acorde al tema, cumple con  el propósito de evaluar los aprendizajes expuestos.

Los alumnos participaron en la actividad
La actividad es clara y acorde al tema, cumple con  el propósito de evaluar los aprendizajes expuestos.

Sólo algunos alumnos participaron

La actividad es clara, pero no aborda todo el tema.

Dos o tres alumnos participaron.
La actividad no es clara, aborda parcialmente el tema.

Ningún alumno quiso participar en la actividad.
ELABORACIÓN DEL TRÍTICO O FOLLETO
La información es completa de acuerdo al tema tratado, sin faltas de ortografía, con  imágenes llamativas.
La información está incompleta; sólo tiene 1 una falta de ortografía  y las imágenes no son muy llamativas

La información está incompleta; tiene  2 faltas de ortografía; las imágenes son escasas Y nada llamativas.

La información está incompleta; se presentan faltas de ortografía y de redacción; no hay imágenes.


OBSERVACIONES